Si los nudos de garganta se deshicieran igual que los de unos cordones nunca aprenderíamos a vivir...

miércoles, 14 de marzo de 2012

Cierra los ojos, para a pensar.

¿Nunca has tenido la sensación de ni siquiera saber tú lo que quieres? Posiblemente tus dudas vienen porque tienes una presión social que no te deja pensar, un presión que quiere tener más opinión que tu interior y que en parte lo está consiguiendo porque.. ¿no es eso lo que tú quieres verdad? ¿ó sí?  ¿Ves? Sin querer ya entraste en una pugna entre el sí y el no. Ese enfrentamiento, esas dudas que reaparecen una y otra vez cuando esas personas que creen que ayudan sacan de nuevo el “maldito tema de conversación”  y cuando parecías que lo tenías claro de nuevo, ¡ZASCA! tu cabeza, tu loca cabeza empieza a dar vueltas sin control, y eso es lo malo, que no tienes controlada la situación. Pasan días, pasa el tiempo y la duda sigue, a veces sí, otras veces no, y yo me pregunto: ¿conseguiré aclararme?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?

OLÉ

Sentir que no estabas sola, que nos apoyábamos, que aunque fuese solo en esto íbamos a una sin importar nada, aunque para algunos de ustedes pueda parecer insignificante. Muchas personas, cada una con su particularidad forma de pensar, sus costumbres y sus formas, pero todas con un mismo objetivo que por cierto, conseguido. Fue bonito,  una gran experiencia, y lo mejor es que ahora solo empieza, aún queda camino. Esos aplausos, gritos, palmaditas en la espalda, miradas, abrazos,… ese apoyo necesario y agradecido. El sacrificio y el cansancio pasaron a un segundo plano y aunque allí estuvieran nadie les hacía caso. Una vez conseguido, sonrisas plenas, abrazos, saltos, gritos, miradas iluminadas, cantos y una bonita sensación, felicidad. Pasó la euforia y tocaba reflexionar, moraleja: todo sacrificio trae su recompensa y si se trabaja en grupo esa recompensa es doble.