Sentir que no estabas sola, que nos apoyábamos, que aunque fuese solo en esto íbamos a una sin importar nada, aunque para algunos de ustedes pueda parecer insignificante. Muchas personas, cada una con su particularidad forma de pensar, sus costumbres y sus formas, pero todas con un mismo objetivo que por cierto, conseguido. Fue bonito, una gran experiencia, y lo mejor es que ahora solo empieza, aún queda camino. Esos aplausos, gritos, palmaditas en la espalda, miradas, abrazos,… ese apoyo necesario y agradecido. El sacrificio y el cansancio pasaron a un segundo plano y aunque allí estuvieran nadie les hacía caso. Una vez conseguido, sonrisas plenas, abrazos, saltos, gritos, miradas iluminadas, cantos y una bonita sensación, felicidad. Pasó la euforia y tocaba reflexionar, moraleja: todo sacrificio trae su recompensa y si se trabaja en grupo esa recompensa es doble.
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